Escribir sobre extrañarte ya no es novedad, se volvió un estado permanente (o mejor dicho, recurrente). El tema está un poco gastado pero tengo que hacérselo saber a alguien (si no sos vos es una hoja en blanco).
Dejé de pensar, dejé de planear, dejé de idear. Quizá es ese el vacío que siento en el pecho.
No estoy triste. Estoy dolida conmigo misma, pero no estoy triste.
Estoy dolida por no tener el coraje de preguntar para no escuchar algo que sé que va a doler.
Estoy dolida porque no es la salida que quiero pero las circunstancias no están dadas para buscar otra.
Estoy dolida porque tengo miedo de no ser lo que buscas y estoy dolida (el doble) por pensar de esta manera.
Me gusta pensar que el cerebro humano es como un edificio lleno de departamentos y que cada uno cumple una función específica, pero si fuera posible clausuraría la puerta de "pensamientos drásticos" para el resto de la eternidad. Y creo que eso voy a hacer.
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