viernes, noviembre 04, 2016

Ansiedad

Caigo en un laberinto sin salida. Escucho tu voz retumbar en las paredes pero no te veo. Está oscuro, tropiezo, me lastimo de nuevo. Siento una puntada en el pecho tan aguda que no puedo respirar. Siento tus labios en mi frente, el doloroso rastro que dejó tu abrazo en mi cintura por última vez. No quiero verte, no puedo verte. Te busco en vano, ya me resigné. Ya no te espero, pero te extraño más que a las 8 horas de sueño que solía tener cuando no existías.

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