Te imagino sosteniendome como si fuera a romperme en mil pedazos. Imagino tus brazos firmes que apaciguan cada latido de mi corazon agitado por no poder respirar. Imagino tus latidos constantes, tranquilos, profundos. Imagino la suavidad de tus dedos en mi cabello formando oscuras telas de araña que se deshacen al caer sobre mi espalda desnuda. Imagino tus labios en mi frente dandome el calor que se escapó hace unas horas de mi pero que en el ambiente sigue tan inequívocamente como tu intermitencia. Imagino tu torpeza disfrazada de voluntad para curarme. Imagino que estás acá, intentando. Siempre intentando.
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