domingo, octubre 01, 2017
Esa.
Soy yo. Esa morocha mal carácter. Esa bolita de nervios que no puede disimular una sonrisa cada vez que te ve. Esa que solamente quiere aprender a bailar para bailar con vos. Esa ilusa que cree inocentemente que te fijas en mi cuando no estoy mirando. Esa que escribe para vos y por vos. Esa que se va a arrepentir algún día de no haberte dicho lo que sentia. Esa a la que se le pone la piel de gallina cada vez que siente tus manos en su cintura. O tus labios en su cuello. Esa que se muere por pasar noches en vela viéndote dormir. Esa que sueña con tirarte huevos el día que te recibas para terminar toda llena de mugre cuando corras a abrazarme. Esa qué pasa dos veces por la misma calle con la idea estupida de encontrarte bajándote del auto. Esa a la que no le importa adaptarse a tu rutina porque la suya es peor. Esa que te entiende. O trata de entenderte. Esa que pide por vos sin creer en ningún Dios. Esa a la que le brillan los ojos cuando decís su nombre. Esa a la que se le parte el corazón cada vez que te vas. Esa que se ocupa más de lo que se preocupa. Esa que deja de lado el orgullo que la acompañó desde siempre. Esa que se pone inquieta cada vez que entras a la habitación. Esa que tiene besos guardados para vos. Esa que ama tus manos. Esa que se pierde en tus anteojos y en la forma irritante que tenes de llevarte bien con el mundo. Esa que odia verte triste. Esa a la que se le da vuelta el mundo cuando te nombran. Esa que se esfuerza por hacerte reír. Esa que te encuentra en todas las canciones que suenan en la radio. Esa que piensa en vos hasta cuando se levanta. Esa que te extraña. Esa que no te necesita, pero te quiere. Y cómo te quiere.
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