Voy a tirarte las orejas, eso que tanto me pediste que no hiciera.
Voy a romperme la cabeza pensando en qué regalarte para hacer como si fuera una acción descontracturada y sin importancia.
Voy a perderme en el celeste de tus ojos cuando llegues para que tus brazos me cuiden de caer.
Voy a desear con vos.
Voy a desear muy fuerte que obtengas todo lo que pedis y en un acto de egoísmo voy a robarte un deseo para que no te vayas más.
Voy a querer cederte todos los deseos de cumpleaños del mundo con tal de que se cumplan.
Voy a ponerme roja cuando tus amigos griten mi nombre frente a tu familia.
Voy a ilusionarme pensando qué podría haber pasado si las cosas fueran de otra manera.
Voy a desvanecer esos pensamientos excusándome en que “así estamos mejor”.
Voy a impedir dormirme divagando acerca de las posibilidades que tengo en este laberinto sin salida.
Voy a arreglarme para actuar toda la noche como si me hubiera puesto lo primero que encontré.
Voy a ponerme nerviosa cuando tu hermano pregunte.
Voy a hacer de cuenta que no me generó nada, porque el primer paso para ser es parecer.
Voy a prestar el triple de atención a tu accionar después de LA pregunta.
Voy a espiarte de reojo cuando no te des cuenta para contener las ganas de abrazarte una vez más.
Voy a esperar despierta a que abras cada carta.
Voy a hablarle a la almohada de lo mucho que te extraño.
Voy a soñar con vos, conmigo, con que no hizo falta que vuelvas porque nuca te fuiste, con tu recuerdo todavía vivo, herido, pero vivo.
Y voy a pedir por vos a eso en lo que no creo. Voy a pedir que seas tan feliz como puedas, que encuentres la felicidad que yo no pude darte en otro lado,
porque a las personas como vos,
si no pueden abrazarte
hay que dejarlas florecer de otra forma
en otro tiempo,
en otro corazón,
aunque duela.
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