Ojalá algún día entiendas
que las piezas intactas son aburridas
y tan fáciles de llevar como una bola de algodón en un temporal,
que pueden parecer puras pero pierden la seguridad en el aire.
Que la fragilidad te hace fuerte si aprendes a llevarla.
Que las espinas son necesarias para florecer en la adversidad,
y que sin adversidad es imposible florecer,
así como si fuera un circulo vicioso obligatorio para sobrevivir en la selva.
Que la lluvia no es tan fría a veces,
y que si así lo fuera,
estás preparado para evaporar las gotas.
Ojalá algún día te abracen fuerte
y junten todos tus pedazos,
pero que no borren las uniones,
porque las marcas te van a recordar quien sos
y de qué estás hecho.
Ojalá algún día entiendas
que los cristales rotos todavía reflejan luz,
y que la tuya proyecta arcoíris en las paredes de mi casa
cada vez que sonreís
o que lloras,
porque, a fines prácticos, tus extremos me permiten quererte como sos
entero o no,
roto o no,
bien o no.
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