viernes, abril 26, 2019

Papá

1,82
El olor a cigarrillo que empezó a perderse en el tiempo.
El puré.
El café con leche.
Las muñecas peinadas con la llave de la camioneta.
Los gritos,
pero también los abrazos.
Los turrones por correo,
las cartas,
la toma de decisiones,
los meses sin hablarnos,
el miedo que tengo de algún día no verte
y no poder encontrarme mas a mi misma.
Todas las preguntas que nunca te hice,
sentados en el patio con el pasto recién regado
y las aristas de tu vida que nunca me contaste,
que me encantaría saber para entenderte mejor,
porque soy el resultado de la suma de tus partes
aunque a veces pienso que copié las peores.
La autoexigencia y la forma de postergar tu felicidad,
tu impulsividad
y tu forma drástica de tomarte las cosas
de la que me doy cuenta cada vez que quiero contarte algo y no puedo,
como hoy.
No me quejo, soy esto,
sos esto,
que siempre diste todo para que durmiera tranquila
y una parte tuya siempre vivirá en mis ojos
y en mis dedos gordos,
que son iguales a los tuyos.

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