Pero más me arde sentir que no leemos las cosas de la misma forma; porque no las sentimos igual y por ende no las demostramos igual.
Me siento en la cama y trato de conversar conmigo misma, como cuando intentas hacer entrar en razón a un nene encaprichado con algo.
De la forma más dulce que puedo me abrazo a mi misma.
Me prometo que todo va a estar bien. Que lo que nos está pasando es la salida que encuentra mi cansancio de acostarse con nosotros, conmigo y tu recuerdo, que da vueltas en mi cama y se rie cuando trato de tocarte.
A duras penas me doy cuenta de que tengo la cara empapada y que nada de lo que haga hoy va a servir para amansar la angustia que cargué todo el dia sobre los hombros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario