Te fuiste sin preguntar, sin pedir permiso, sin adiós, sin último beso. Para remar te ayudaste con el palito chino que usábamos para jugar. También con una foto vieja que nos sacamos en un viaje.
De paraguas te llevaste mis abrazos y mis besos sirvieron como sombrero.
Construiste una balsa de dudas y te alejaste lentamente hacia el mar donde me ahogué en las respuestas.
Tu perspicacia solo sirvió como recuerdo, como intento de consuelo, como perdón mal dicho.
Te llevaste la risa y las puestas de sol. También el perfume de la última camisa y tu cara de dormido.
Te cubriste con un saquito de té para que no te viera, pero dejaste un rastro inconfundible que no valía la pena seguir.
Ya no te espero pero te extraño y apareces todos los días en la misma canción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario