Sea tu risa escuchada
por los siglos de los siglos
en este olvido vacío
de penas, de gloria y de resignación.
Dejando en tu oscuridad
la presencia infinita de tu abrazo,
la dolorosa ternura del último beso,
el apacible eco de ese adiós.
Canta,
es ese el combustible de mi alma,
el motor de mi felicidad,
callando hasta el más testarudo
de mis demonios
Intenta,
apuesta por mi
persevera hasta alcanzarme
búscame
Intenta.
Encuéntrame,
encaja tus manos en las mías
y recuérdame
hasta en el sueño más loco
en la mañana más fría
en la brisa más calma
y en la tormenta mas desastrosa.
Búscame
Que ahí donde no esté
me encontrarás.
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