Vuelvo, vuelo, bajo, caigo, me estrello de nuevo.
Sos esa dicotomía interna que nunca puedo borrar. Sos ese nudo en el pecho, sos la calma que nunca encuentro, sos la mariposa que no puede salir de la cocina. Sos el viento de Mayo y la alergia de Agosto, sos el sol de verano y el frío de Julio. Sos la piedra en mi zapato, sos la curita, sos la lágrimas de siempre.
Sos el adiós nunca dicho, la palabra que se me quedó atravesada en la lengua, el perdón que jamás pedí, el rimmel que se corre cada vez que me doy vuelta y no estás.
Sos la canción que cambio, la lluvia que me mira sin paraguas, la sabana arrugada, mis ojotas llenas de barro y el té frío sobre el escritorio.
Sos el cuaderno que quedó abierto en una página manchada de bronca, el color que nunca alcanzó a verse nítido, el trazo que nunca puedo borrar, la cicatriz que nunca se va, la herida que nunca sana.
Sos el centavo que falta, el tornillo que se robó cuando salté de más, el punto nunca escrito, la lapicera sin tinta, el libro que nunca entendí, el señalador que perdí, el candado que no puedo abrir.
Sos la pregunta de siempre. Sos la respuesta en silencio, también.
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