lo primero que veo entre tanta oscuridad es el destello de la película que corre pero de la cual perdí el rastro, quizá hace mas de media hora,
tomo conciencia de la posición de mis piernas, que se encuentran sobre las tuyas,
siento tu mano aún dibujando círculos en mi espalda
y tus brazos firmes sosteniendo mi cuerpo, infinitamente pequeño ante tu altura.
Siento el calor de tu pecho en mis mejillas a través del algodón
y tus labios en mi frente.
Levanto la vista lentamente y ahí están,
como si fueran dos focos celestes,
mirándome,
tus ojos.
Y como por arte de un descuido
sonreís
y dejás escapar suspiro antes de besarme de nuevo y devolver tu atención a la película como si nada hubiese pasado.
Hoy te cuento
que ese descuido,
el de tus ojos,
el de tus labios,
el de tu calor,
me arrulla cuando el espectro de tu ausencia
se empeña
en demostrarme
que ya no estás.
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