Me quiero ir con vos a cualquier lado,
a casa,
a donde estas cosas no nos toquen.
A esconderme en tu cuello haciendo de cuenta que el despertador no está sonando,
a escaparme de este mundo horrible
que me confirma todos los días que, por más que intente,
no tengo el control de todo,
de nada.
Que hago equilibrio entre lo que siento ahora
y las ganas de salir corriendo a un lugar donde nadie me encuentre.
Donde solamente estamos vos y yo,
como antes,
como siempre antes de que las cosas empezaran a desmoronarse.
Sin darme cuenta, cayó un pedacito,
después otro más grande,
y en un pestañear me vi debajo de un montón de escombros de lo que en algún momento fueron mis planes,
esos que tanto me esforcé en construir y ahora me aplastan el pecho,
asfixiándome.
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