martes, febrero 16, 2021

 Y acá me tenés, desveladísima, escribiendo las ideas que no te digo, sintiendo que tenés permanentemente el control de las cosas y enojándome con vos.

 Bah, enojándome conmigo. De qué tendrás la culpa vos, si lo único que hiciste fue mirarme y alcanzó. Sobró. Y tenés que agradecer que paré temprano de tomar, porque me tendrías llorando pidiéndote que vuelvas a buscarme, que no te vayas más, desilusionándome por pedirte algo que no podes ni querés darme; y desmoronándome escuchando la respuesta que me da tanto miedo aceptar. 

 Careteando que me da exactamente igual lo que digas, lo que hagas, lo que pienses; cuando lo único que quiero es que el tiempo pase y hayas decidido y te la estés jugando por mi,  porque no querés que sea yo a donde llegues tarde. Porque no querés que sea mi puerta la que tocás y queda en silencio del otro lado. Ojalá poder darte todas las respuestas que necesites, las que pidas y las que no. 

 Porque yo las espero. Y me come por dentro el miedo de quedarme sola en esta burbuja que ambos nos encargamos de inflar con mucha fuerza, pero que vos te estás empeñando en dibujar como si fuese una nube de humo para quitarle altura a la caída que los dos tenemos en frente. Al choque inminente a 150km/h que estamos viendo nítidamente, pero que tienta solamente a apretar más fuerte el acelerador. 

 Y yo ya me estampé contra vos, sabes? Y ahora encuentro en esto la forma de juntar los pedacitos que quedaron de la coraza que te quise mostrar para tratar de protegerme del dolor, ese que anestesiaste de tantas maneras, pero que ahora volvió recargado en forma del recuerdo que tengo de tu silueta mientras empezaba a aclarar afuera; y que de a poco hacía tus ojos cada vez más y más presentes, hasta que amaneció. Pero me despierto y no te encuentro, y mi cabeza me juega una mala pasada burlándose de mi, del lugar que te di; y deja caer las cosas por su propio peso mientras  yo las observo haciéndose añicos contra el suelo y desparramando vidrios rotos por toda la habitación. 

 Ojalá el tiempo pase y veas en mi el refugio que no necesitabas, porque aprendiste a mojarte, pero que me elijas a mi para quererte mojar. 

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